En sociedades totalitarias el poder y sus gobernados es radicalmente diferente a las sociedades democráticas. La vida política desaparece al romperse el nexo complementario entre poder y ciudadanía. Se disminuyen al mínimo las capacidades de negociación social y política entre el Estado y sus ciudadanos, imponiéndose por iniciativa del poder medidas de coacción, violencia y control social formales e informales, que mantienen o justifican la legitimidad de un sistema de gobierno no participativo y sus instituciones anexas. Es la anulación total de la vida política.
En Cuba la violencia y la represión ejercida por el poder hacia cualquier interés legítimo no promulgado por la Seguridad Estado se convierten en los ejes que sostienen la institucionalidad totalitaria. Esta institucionalidad no reconoce opositores y ante amenazas de irrupción de reconocimiento a la autoridad o deslegitimación de órdenes y desobediencia, se responde con violencia, lo que ofrece poca o ninguna oportunidad a los que cuestionan el desenvolvimiento estatal para realizar acciones colectivas o individuales dentro de un marco de legalidad.
Cuba un país que durante más de 60 años ha operado bajo un sistema de gobierno totalitario, que cumpliendo a cabalidad la definición de Hannah Arendt en la que los dominados quedan bajo el arbitrio absoluto de quien ejerce el mando, que se enmarca en un esquema en el que ni siquiera se ve al Estado como principal detentor del poder, sino más bien solo el Partido Comunista, que provisto de una concepción del mundo muy particular ha buscado legitimar su dominación con una gran narrativa ideológica vinculada a la sociedad sin clases. Esta narrativa ideológica, junto a otros factores, han brindado estabilidad y resiliencia al sistema político totalitario cubano.
¿Cómo se explican todos los factores que han otorgado estabilidad al régimen cubano por un tiempo tan prolongado?
¿Cómo éste ha logrado controlar tan efectivamente a la sociedad, pese a no basar su estabilidad en la participación real y efectiva de sus ciudadanos en los procesos de toma de decisiones y control?
Para el politólogo alemán Wolfgang Merkel, la dominación de regímenes dictatoriales bajo dominación partidaria se ha apoyado históricamente sobre tres principios: la legitimación, la represión y la cooptación, que en el caso cubano se agrega otra variable ¨El monopolio comunicacional¨.
La legitimación en el caso cubano, son las promesas de justicia social, llamados al antiimperialismo o al nacionalismo frente a un enemigo poderoso, y también una visión marxista tipo leninista que promete un futuro promisorio e igualitario, han logrado que los dominados se adhieran, al menos en un marco temporal amplio, a las normas propuestas. De todos modos, el llamado a la construcción de un mana comunista, nacionalista y antiimperialista han perdido gradualmente su capacidad de persuasión para muchos cubanos.
Debido a este auto deterioro en lo normativo-ideológico, El régimen dictatorial cubano depende particularmente de un balance en materia de resultados en las ramas de la economía, la educación, salud, seguridad y orden.
Ha resultado alusivo para el régimen cubano, con un manejo ineficaz de la economía desde los inicios del régimen, dependiendo en gran medida de ayudas y subsidios externos de países aliados, pero matizado por un embargo económico efectivo por parte de la principal potencia mundial.
Las otras ramas siempre han sido mostradas como contrastes positivos frente a un contexto externo inseguro e inestable, sin embargo, el continuo deterioro —a partir de la caída de los subsidios externos después de 1991 y a pesar de la tabla de salvación temporal ofrecida por Venezuela— de todos los indicadores en dichos sectores ha influido en este balance de manera significativamente negativa y en detrimento de la legitimidad del poder totalitario.
La represión otro pilar de estabilidad autocrática, adopta generalmente diferentes formas e intensidades «blanda» o «dura» Apuntando a restringir los derechos políticos como la libertad de reunión, de expresión, de prensa o de ejercicio de profesiones y enfocando fundamentalmente al núcleo de los derechos humanos, como el derecho a la vida, la integridad física y la libertad individual.
En Cuba evidencia ha mostrado que ante amenazas que se consideran nocivas al control del régimen, las elites dominantes suelen reaccionar con una mayor represión «dura» que siempre tenido un beneficio y un costo: el aplastamiento de amenazas, aumentando el poder de intimidación, pero con el costo de la pérdida de legitimidad y con ello la aprobación del pueblo.
La represión dura, aunque ha logrado imponer un mecanismo de temor efectivo que ha generado insolidaridad social, siempre ha resultado costosa y ha socavado a largo plazo los fundamentos de la dominación política del partido en el poder.
Las elites autocráticas logran que actores y grupos influyentes situados por fuera del propio núcleo de poder se comprometan con la dictadura, por lo general, esos actores estratégicos provienen de sectores económicos, artísticos, científicos, del aparato de seguridad y de la esfera militar. A cambio de su lealtad, suelen recibir cargos, privilegios políticos, recursos y concesiones económicas. El instrumento utilizado en estos casos son la corrupción.
En el caso cubano, el caudillismo de estas características ha dominado la historia política nacional desde los inicios de la construcción de la nación, pero ha sido bajo Fidel Castro cuando alcanzó niveles inusitados, donde su liderazgo, muy admirado por amplias capas de la ciudadanía, se convirtió en sinónimo y sostén primario del sistema totalitario. Su muerte, y su sucesión basada en el linaje patrimonial al ser sucedido por su hermano, dejó un vació importante que no ha podido ser llenado ni por sucesor ni por los líderes seleccionados por este para suplirlo.
En la estabilidad de sistemas totalitarios ha sido el control absoluto de los canales de comunicación por parte del poder, privándose a los ciudadanos de su capacidad de acceder al conocimiento de todo lo que afecta a la cosa pública.
El conocimiento en Cuba ha estado monopolizado por el PCC por ser precisamente un recurso estratégico y transformador de la sociedad. Este control efectivo ha rendido frutos, y a mantenido por muchos años a la ciudadanía en una oscuridad informativa e impedido la canalización de legítimas demandas al poder político.
Un Artículo de Jorge Duniel
Discussion about this post