Lo que leerá a continuación no es un ataque de machismo ni feminismo disfrazado. La intención de este artículo es reflexionar y lo escribo mientras reproduce una Playlist llena de Sophie y Kim Petras para darle movimiento a mis “neuronas genéricas”.
Antes de empezar quiero aclarar que me resulta difícil hablar de machismo o feminismo cuando aún sigo viendo mujeres en restaurantes “esperando que pague el hombre” y hombres incapaces de “planchar la ropa” por cuestiones de géneros, creo que nos quedan milenios de evolución para aceptar algunos asuntos, pero intentaré ser claro, no divagar y que no se me enfríe el café. Empecemos despacio y al grano.
Feminismo/Feminazis
Después de días analizando los términos y contextos en que se han desarrollado MI CONCLUSIÓN desemboca en: La línea que divide los términos puede ir desde aceptación hasta ignorancia.
Me explico; Discriminación, violencia de género, abusos…son problemas que enfrentan algunas mujeres del siglo 21 y las han puesto a la cabeza del feminismo, doctrina que defiendo. ¿Dónde veo el fallo y el salto que cruza la línea?.
En el vandalismo, en las maneras que han adoptado ALGUNAS para hacerse sentir. Y me hace recordad aquella frase de: No porque me grites te entenderé mejor… Funciona así, pierdes mi respeto, degradas tu lucha y pasas de feminista a feminazi. (No me grites, coño)
No daré una disertación del término feminazi cuando para mí ha quedado claro que no va mas allá de un movimiento destructor y degradante de la historia femenina y sus logros. Vandalizar estatuas, lugares públicos, establecimientos, todo bajo el escudo de defender y exigir sus derechos no es más que una muestra gigantesca de la ignorancia y la prepotencia que lidera el movimiento.
Pongamos un simple ejemplo: La comunidad LGBT+ ha enfrentado la homofobia sin llegar al absurdo de pintar el Cristo Redentor con arcoíris y purpurina (que se vería genial por cierto, PERO NO)…lo dejo por ahí.
Entonces, depositando mi fe en el mejoramiento humano, me obligo a creer que muchas de estas actitudes tienen como base la inseguridad y las sombras de la autoestima.
Por ejemplo, la mayoría de los estigmas y cánones de belleza femeninos han sido promovidos por las mujeres. A los hombres tampoco no gusta mirarnos al espejo y ver esas libras de más o esos pectorales sin definir. ¿Dónde está la diferencia? En como lo afrentamos. He sido testigo (y ustedes también) de como las mujeres se critican entre si, fulana que gorda…está llena de estrías…que vieja se está poniendo… Es más frecuente ver a las féminas discriminándose y susurrando los defectos ajenos.
Por lo tanto, considero absurdo que dirijan luchas como “queremos almohadillas sanitarias gratis” o “no me depilo las axilas porque soy rebelde y mi cuerpo es mío”. Eso amiga, tu cuerpo es tuyo, no te depiles, nadie podrá juzgarte, pero no pretendas que a todos los hombres le guste cuando incluso a muchas de tus compatriotas feministas no les parece bien. El punto está más claro que agua Evian, ENFOCA ESE SEXTO SENTIDO, ESE FARO QUE BUSCA UN FUTURO IGUALITARIO EN LUCHAS COHERENTES. Tu puedes, no es tan difícil. A través de la historia hemos visto mujeres grandiosas que sin enseñar las tetas en medio de una rebelión han generado cambios y pavimentado el camino feminista que hoy se llena de baches radicales donde caes y te levantas como feminazi.
Sin más que decir y dándome un último sorbo de café (frío) lo dejo a tu consideración.
Un Artículo de Jonathan Montelongo Plasencia